POR QUÉ
A veces, hablo sola. Me pasa mucho en la enfermería del centro donde trabajo. Cuando estoy solucionando -o intentando solucionar- algunos de los males de esta Santa Infancia etíope, hablo sola. En español, me comento a mí misma lo que los niños me enseñan, lo que voy haciendo, lo que debería hacer, lo que no sé hacer o lo mucho que me fastidia el hecho de que todo pase cuando no está la enfermera. Un día estaba con M., a la que cariñosamente también llamamos Dobi, porque tiene un parecido innegable con el elfo doméstico de Harry Potter. Cuando comencé con mis habituales comentarios a media voz, ella me respondió:
- No hagas eso
- ¿El qué?
- Hablar sola. Da mucha pena. Habla con nosotros
- Hay cosas que no podéis entender, y, además, hay cosas que sólo se decir en mi lengua
- Pues busca alguien con quien hablar, pero no hables sola, que pareces loca
La Santa Infancia, a pesar del cariño innegable que me profesan, tienden a diagnosticarme con cierta dureza. Y de ese diagnóstico (a lo mejor soy loca), surge este blog.