Un número.
Una superstición.
Una mierda.
M. empieza a vomitar a las cuatro de la tarde. En lo que esperamos a La Doctora, lo envío con dos de los mayores a hacerse un examen de heces. Tardan bastante porque M. se tiene que parar cada pocos metros a sentarse.
A las cinco y media llega La Doctora. Primera hipótesis: apendicitis.
Confiada en la pediatría del Black Lion, me pongo en camino. Nos lleva Abba Libreto.
_ Pues para ser apendicitis, se queja muy poco
_ Ya. Eso es lo que me da más miedo
Entre preguntarme si estaba casada e intentar conseguir mi número de teléfono, el doctor de guardia apoya la hipótesis de La Doctora. Voy a sacar la card (un carnet que te dan en el hospital, y que indica que te han abierto una ficha hospitalaria).
_ Nombre
_ M.B.
_ Edad
_13 años
_ No puedo darle la card. No es pediatría. La pediatría acoge pacientes sólo hasta los doce años.
Vuelvo a la consulta del doctor interesado en mi persona y le comento esta circunstancia. Él insiste en pedirme el número de teléfono. Intento negociar: mi número de teléfono a cambio de poner doce años en el expediente de M. No funciona. Me dirijo a General Emergencies. El doctor se queda sin mi número de teléfono.
Las General Emergencies parecen una maqueta de un hospital de campaña (considerando que hay hospitales de campaña infinitamente mejor equipados). Voy al único doctor que tiene varias docenas de expedientes encima de la mesa. Examina a M:
_ ¿Cuántos años tiene?
_ Trece
_ Entonces es paciente de pediatría
_ No -repongo-, nos han echado de la pediatría
_ Pues aquí no hay camas
En la pediatría sí había camas. En la General Emergency, no. El doctor me aconseja que pruebe suerte en el Saint Paul (Kedus Paolos), y me escribe una referal letter (como un volante donde explica toda la situación). “Good luck”, me dice. A mí me vienen escalofríos, porque a los frenjis nadie suele desearnos good luck por aquí, dado que existe la creencia generalizada -no digo que equivocada- de que, en habiendo dinero, a quién le importa la suerte.
M. parece llevarlo bastante bien. Comunico a Abba Libreto nuestro nuevo destino, y acude a recogernos con la abuela de M. (la madre de M. se piró hace varios años al countryside). La señora me besa las manos.
Llegamos al Saint Paul. Explicamos nuestro caso. Viene una doctora a evaluar la situación.
_ ¿Cuántos años tiene?
_ Trece
_ Es un paciente pediátrico. Aquí no tenemos cirugía pediátrica.
Le hacemos notar que la referal letter que llevamos procede de las urgencias generales del Black Lyon, y que, en cualquier caso, no le estamos llevando un niño de seis meses. Es un chaval de la misma estatura que la doctora. No hay manera. No hacen cirugía pediátrica. Nos recomienda un tercer hospital: el Yekatit.
(continuará…)
[…] mi periplo festivalero nocturno de hace algún tiempo, puede parecer que aquella noche fue la peor de mi vida. Y no, mira. Con el pasar de las semanas, […]