AMÁRICO DE GUERRILLA
Hace dos años, a través de la Catalan Girl, salimos un par de noches con una pareja de Barcelona que, en aquellos días, habían recibido “niño nuevo”. Era el primer hijo y los padres exudaban ilusión por los cuatro costados con su niño, el chaval de tres años más grande del mundo mundial (maravillas de la burocracia etíope. Comía con tenedor).
En aquellos primeros días como familia todo eran risas, proyectos y, sobre todo, palabras nuevas.
- _ Oye, hay algo que repite continuamente y no sabemos lo que quiere decir: “nbí”.
- _ ¿Al mismo tiempo que lo dice se encoje de hombros?
- _ Sí!!! ¿Qué quiere decir? (Ahí estaba aquella señora, joven, guapa, primeriza, ilusionada, pendiente de mis palabras)
- _ Esto… literalmente vendría a ser un “no me da la gana”
Gran “bluff” en el ambiente. Creo que le habían adjudicado un significado mucho más positivo.
Viene la anécdota a que muchas familias intentan introducirse en las procelosas aguas del idioma amárico. Y uno empieza aprendiéndose los números, los colores, la ropa…Y está muy bien, pero hay otras palabras sencillas que -en mi humilde opinión- pueden ser muy útiles en esos primeros días en los que no sabes nada de tu hijo/a. Realizo la transcripción como me sale del alma, esperando que si la leéis con parámetros castellano-peninsulares la gente os entenderá. Lo pondría en amárico, pero Mr. K. (field coordinator de este blog) no tiene el mítico Power Gue’ez.
.El susodicho “nbí”: Como ya hemos comentado, viene a ser “no me da la gana”. Tradicionalmente suelen encogerse de hombros a la vez que lo dicen, lo que despista mucho para adjudicarle su significado real (lejos de significar desconocimiento, implica una gran certeza de que no van a hacer lo que les has pedido). Como podéis imaginar, no es una expresión que usarías en tu veraneo del siglo pasado con los condes de Barcelona en Estoril. A los niños se les permite usarla, pero si lo dice un adulto se considera no demasiado educado (salvo que, conscientemente, esté imitando a un niño, que también aquí hay mucho cachondeo).
Lo más curioso de “enbí” es que las cosas también dicen “enbí”. Así “enbí ale” (dijo “enbí”) se puede traducir como “no funciona”. Mola porque es como si las cosas se rebelaran y tuvieran voluntad propia, y te imaginas a los coches encogiéndose de hombros faros y diciendo “enbí” y dejándote tirada en mitad de la Ring Road, y te da una paranoia de flipar.
.»Gobes». No es por presionar, pero esta palabra recomiendo aprenderla sí o sí (o también). En español no tenemos nada parecido, pero vendría a ser el “bravo” italiano. Es un adjetivo que se traduce como “físicamente fuerte o inteligente. Bueno en algo”. En la práctica, se usa como exclamación, algo así como “¡buen chico!” cuando alguien hace alto que nos gusta.
Ejemplo de la vida terrenal: El niño se lava las manos antes de comer.
Acto seguido tú, como buena madre, le dices ¡Gobes!. Y tan amigos.
.»Rebash»: Travieso, desobediente. Yo doy las opciones. Luego, cada cual, que juzgue cómo usarla.
. Lela: Otro/a. ¿Qué quiere que le pongas otra camiseta? Pues te dirá “lela”. ¿Que quiere otra Coca-Cola? Pues -adivina- será “lela”.
.»Ndeguena»: Otra vez, de nuevo. Estáis en un balancín. No sabes si el niño quiere seguir jugando o está tan mareado que sólo quiere vomitar. Manera sencilla de preguntarlo: ¿Endeguena? Cabe recordar que en amárico -como en español- las preguntas tienen la misma estructura que las frases afirmativas, pero adoptando una entonación interrogativa.
.“Enyá” o “Ene Nya” (pronunciada la y como una ll, es decir, ye): “No sé” o “yo no sé”. Vendría a ser más bien un “no tengo ni idea”. Es una expresión coloquial, dado que “no sé”, literalmente, se dice “alaukeum”, pero enyá es fácil de recordar, directa, y los niños la usan mucho.
.“Abet”: En Latinoamérica -pueblos mucho más educados que nosotros- es de malísima educación contestar “¿qué?“ cuando alguien reclama tu atención. En Guatemala, la fórmula más correcta, que usaban sobre todo la gente educada en ambientes más tradicionales, era:
_ Fulanita
_ ¿Qué manda?
Sí, era un poco excesivo, pero ahí se usaba. En Etiopía, más o menos por lo mismo, se usa “abet” (pronunciado en algunos casos como “abiet”). Vendría a significar “presente” (de hecho lo dicen en clase después de cada nombre, cuando se pasa lista), pero se usa también en la vida cotidiana. No hace falta que lo uséis pero, si vuestro hijo/a ya sabe hablar, seguramente lo escucharéis cuando lo llaméis.
.“Ale” y “Yelem”: “Hay” y “no hay”. Usados con mucha imaginación y bastante desesperación pueden dar resultados encomiables. Ahí quedan.
.“Ichalal” y “Aichalem”: “Se puede” y “no se puede”. Indica tanto capacidad personal (¿puedes hablar amárico?) como normativa (¿se puede fumar?). Señalando lo que sea o gesticulando y pronunciando el verbo, al igual que en el caso anterior, puede serviros. Si queréis indicarle que no puede hacer algo, no porque a vosotros os moleste, sino porque no está permitido (atracar bancos, llevarse la servilleta del restaurante, ir en bolas por la calle…), le podéis decir “aichalem” y sabrá que hay un factor externo que condiciona la prohibición.
.“Chikir Yelem”: Pronunciado todo junto y a mogollón, “no hay problema”. Lo usan constantemente. Hay quien lo transcribe “Cheker”. Haced un mix de las dos pronunciaciones y lo tendréis, pero no os agobiéis, porque se entiende bien.
.“Eshi”: Ok, vale, de acuerdo. Se usa siempre. La gente más humilde suele encadenar un interminable eshi-eshi-eshi-eshi para dar a entender su conformidad. En algunos casos significa que no están entendiendo nada de lo que les dices y que te dan la razón como a los loquitos.
.”Endasí”: Así, de esta manera. Sirve para corregir o para enseñar algo (cómo coger un lápiz, cómo lavarse las manos, cómo sentarse en el váter…)
.“Beka” o “Baka” (o a medio camino, para los más capaces): Basta, bastante. Sorprendentemente, sirve para mucho en las ocasiones más dispares. Por un lado, el significado más obvio: te están sirviendo café y dices “beka”. Ya no quieres más. Pero aún hay más: tu nuevo niño está peleándose con otro nuevo europeo en el jardín del hotel. “¡Beka!”, dicho con decisión y firmeza les hará entender que todos los nuevos europeos soportan un cierto nivel de estrés y que a golpes no se resuelve nada.
.“¡¡Wene!!”: Una de mis favoritísimas. No tengo ni idea de lo que significa literalmente. Es una exclamación que indica pesar, tristeza o consternación. Se usa lo mismo en funerales que tras derramar el café en la camisa nueva de tu compañero de mesa. En las telenovelas, que son tan tristes como la vida misma, de cada dos palabras, tres son wene.
.»Endeee????!!!» Otra genial: Tampoco sé lo que quiere decir literalmente. Yo la traduzco por algo a medio camino entre ¡¿Qué me estás contando?! (dicho así, como estupefacta) y ¡¿Cómo?! en su sentido más amplio. Indica sorpresa, pero con un cierto matiz negativo. Por ejemplo, cuando te viene tu niño y te dice “Mama, ahora que ya sé hablar español, me voy a Gran Hermano (Tilik Wendemu)”, pues tú le contestas airada ¿Endeeé?!, vamos, un rollo “ya me estás contando cómo puñetas se te ha ocurrido esa idea descabellada a los nueve años”.
.“Aisó” (dirigido a un chico), «aisósh» (dirigido a una chica) o “aisuachu” (dirigido a varias personas): Todas ellas, ánimo. Es extraño, pero se usa mucho. Si se te muere el marido, pues todo el mundo te dice “aisósh”. Si te pillas los dedos con la puerta, mientras tratas de contener las lágrimas, la gente te dice qué putada “aisósh”. Si alguien se cae, pues lo mismo. También sirve para animar en los deportes.
Y ya no se me ocurren más. Las palabras anteriormente reseñadas fueron las primeras que yo aprendí cuando adopté a tiempo parcial a trescientos niños de golpe y porrazo. He pensado que pueden ser útiles. Está bien saber los números, pero yo creo que, en familia, cuantos menos números, mejor.