En las últimas semanas, hay dos cosas que se han puesto de moda en Etiopía. La primera, estas manoletinas:
La mitad de la población femenina etíope se las compró en varios colores para la pasada Pascua por 25 – 30 birr, que a mí me parece un atraco a mano armada para un cacho de plástico de dudosa calidad, dado que por la mitad de esa cantidad te puedes comprar otras sandalias tan bonitas como éstas:
La otra cosa que se ha puesto de moda modísima es el shortage (escasez). Al igual que las manoletinas, lo encuentras un poco por todas partes, en varias modalidades. Shortage de luz, que a pie de calle quiere decir que te cortan la luz día y medio sí, y medio día no. La Yeshi está que brinca del gozo. Shortage de agua, dado que los cienes de miles de ratoneras edificios construidos en todas las esquinas de Addis Abeba no disponen de las infraestructuras mínimas, y la gente se encuentra con que por primera vez en su vida tiene baño, pero ni una gota de agua. Shortage de moneda extranjera, lo que deja a todo el país en bragas: por un lado no hay para pagar a los chinos del sol naciente que están haciendo las carreteras, y por otro los comercios no pueden importar ná de ná, con la consiguiente subida de precios de todo lo importado. Y sobre todo, queridos míos, el shortage de mentalitá, porque manda huevos que estemos más de la mitad del tiempo sin agua y sin luz y nadie alce la voz para decir al gobierno que dejen de echar agua -metafóricamente hablando- al pozo en que vivimos, que nos estamos ahogando.
P.D: En vez de “No woman no cry” (San Bob Marley, aquí en Etiopía), la Santa Infancia se ha inventado “No water, no light”, que creo que se ajusta mucho mejor a la cultura local.
También en esa especie de sarcarmo resignado -bueno, no sé si es exactamente resignación- nos parecemos los gallegos y los etíopes. El no water no light es muy ocurrente y bien prodría ser la reacción de un gallego cuando le vienen mal dadas. Hay un viejo refrán que dicen que decimos los gallegos: Mexan por nós e hai que decir que chove (Nos mean por encima y hay que decir que llueve). No sé, cuando el Prestige había por ahí una pintada que decía: Non é marea negra, é chuvia dourada.
¡Fashion nachew!
Ese color puede ser un corte light a tanto corte de luz, pero corte se queda.
Selamta, Ber. Tolo wede Addis ihedallhu. Innigenañallen?
La verdad es que creo que es un pais resignado a lo que les venga y con pocas ganas de protestas.
Animo.
Saludos.
FAMILIA COLORIN
Estuve en Kigali en 1998-99. También era algo parecido, resignación pura y dura. Y sentido del humor para superarlo. Un encogerse de hombros y asumir toda carencia como normal, como si fuese incluso merecida.
«Este país es así » y se quedaban tan anchos. Y a veces pienso que tenían razón, no quedaba otra.
Me encanta todo lo que cuentas, incluso lo más duro, gracias por compartirlo.
¡¡Es increible el poder de adaptación que tienen los africanos!! ¿o será la capacidad de sufrimiento ante todo lo que padecen? Yo cada dia me sorprendo más con África y con sus gentes.
Bicos
Fátima