ESO NO ES ASÍ
En esta mi labor de denuncia de las pequeñas (y grandes) injusticias cósmicas, hoy quiero desenmascarar una gran mentira que el pueblo etíope grita al mundo en los famosos cartelitos con gente vestida de regional: Thirteen months of sunshine. Venga ya.
El eslógan, supongo, fue elegido por el tema de los trece meses del calendario etíope. Vale. Es curiosón. Pero, ¿de sunshine? Ni de coña.
Porque uno lee el eslógan antes de venir y, a poco emocionado que sea, se llena la maleta de pantalonetas del Coronel Tapioca y camisas de lino (yo tengo tres). Y, cuando llegas a la tierra de Teddy Afro tras dejar atrás el tórrido verano de la piel de toro, ¿qué te encuentras? Que más te hubiera valido traerte el Barbour*, porque esto parece Londres.
Durante diez-once meses al año el sol brilla en el cielo de Addis, es verdad. Pero los otros dos-tres meses tu vida se convierte en un sobrevivir entre el fango y un tender las bragas en la ducha con la esperanza de que se sequen en menos de tres días.
Este año el Krampt** ha tardado bastante en llegar. La Santa Infancia rezó durante más de un mes para que llegaran las lluvias y, al final, parece que Dios les escuchó. Cuando las lluvias comienzan, todos nos alegramos: el agua es vida, es cosecha, es futuro… Se nos llena la boca de tópicos sobre las bondades del agua y nos convertimos en stands ambulantes de la Expo de Zaragoza. Esta fase nos dura unas dos semanas. Exactamente lo que tarda el barrio en convertirse en un cenagal inmundo y resbaloso, donde las bolsas de plástico se mezclan con el estiércol, el fango y la tristeza de no tener dónde guarecerte.
Y es que las cosas mojadas son siempre más tristes. La Santa Infancia, cuando se moja, parece más sucia, más pobre y, sobre todo, mucho más olorosa (y ya, de por sí, la Santa Infancia huele que alimenta). Además, dejan de usar el baño y se mean por todas partes, con la escusa de que el agua “se lo lleva todo”, y comienza a ser usual verlos caminar por el campo de fútbol despreocupadamente mientras mean.
Ayer nos pilló la lluvia mientras bordeábamos Koshe, y, no es por ser alarmista, pero luego la ropa me a.p.e.s.t.a.b.a. Yo creo que era lluvia ácida. Lo menos.
*Jamás he tenido un Barbour, pero siempre me ha tentado. Soy débil, lo sé.
** El Krampt (escrito así o de otra manera) es la estación de las lluvias, el veranito, vamos.