ESPAÑOL PARA PRINCIPIANTES
Cuando A. y M. eran pequeños y todavía se sometían ciegamente a los dictados de mi voluntad, me pidieron que les enseñara algunas nociones útiles de español. Comenzamos por lo básico, con conversaciones de dos frases, en las que yo les preguntaba:
_ ¿Men tefelegalachu? (¿qué queréis?)
Y ellos me contestaban al unísono, levantando el puño:
_ ¡Kalimocho!
A la misma pregunta, también sabían responder:
_ ¡Dog cañas!- así, con acento madrileño, por si, llegado el caso, no les gustara el kalimotxo.
De ahí pasamos a frases divididas en dos partes, que yo comenzaba y el uno o el otro completaban:
_ Soy un…
_ ¡fiera!
_Estamos como unas…
_ ¡maracas!
M., además, aprendió por su cuenta a decir “M., me tienes hasta las narices”, que era una cosa que ocasionalmente se me escapaba. Era gracioso, porque pronunciaba “narises” y quedaba bastante latinoamericano.
Este verano, como hubo varios españoles rondando por aquí, me pidieron que les enseñara algo nuevo. Y así lo hice. Siguiendo la misma estructura, yo comienzo:
_ ¡Españoles!
Y ellos completan:
_ ¡Franco ha muerto!
Nos lo pasamos chicha.
P.D: Gracias por las felicitaciones. Y por los poemas. Y por leerme. Gracias.