Hay un trozo de mi camiseta donde a veces se refugian los niños que no saben adónde ir. Es la parte baja, el dobladillo, a la derecha de mi espalda. Se agarran ahí, y, simplemente, me siguen. Se adaptan a mi ritmo, giran cuando yo giro, se paran cuando yo lo hago… A veces no me doy cuenta de que llevo colgando un piojo de quince kilos.
Hay quien ha pasado allí horas. Otros días, e incluso semanas. Saben que no pueden quedarse indefinidamente, porque es un lugar bastante concurrido. Pero les gusta. A mí también.
El momento dobladillo es una de las fases que atraviesa la Santa Infancia en ese vadear suyo por las aguas de la pobreza, en ese despertar, encenderse, aprender a vivir al que asistimos cotidianamente. Es apasionante ver cómo cambian durante las primeras semanas. A veces no te das ni cuenta, y, de repente, un día te preguntas desde cuándo sonríe H. o cuándo perdió Y. ese aire de niño perpetuamente enfermo que le caracterizaba. A veces, también, te preguntas dónde está el interruptor de apagado, porque hay plantas que florecen tan espectacularmente, tan sin control, que te cuesta asimilar su belleza, su energía (y su constante necesidad de alguien que atestigüe y celebre todos y cada uno de sus progresos).
Y, a veces, si la burbuja explota o su mundo se tambalea, se vuelven al dobladillo, como quien retoma el chupete olvidado, como quien busca la seguridad de un trozo de tela deformado. Como quien sufre.
Que bonito, y que bonita eres tu, que grande.
Como te admiro.
Lucía
Todos necesitamos un dobladillo y ellos tienen mucha suerte de tener el tuyo.
Yo a veces lo echo de menos. (los dobladillos por mail no son lo mismo, aparte de que a mi nunca me dejarias colgarme mas de 2 segundos)
bsins
Quien a buen arbol se arrima…
esos niños tienen mucha suerte con la sombra que les cobija.
Mi niño, el pequeño, el que recogí en Addis en Junio también me persigue entre los guisos como una sombra, yo pensaba que era por ver si se caía algo de comida fuera de hora, pero tal vez esté desangelado en esos ratitos y necesite un achuchón extra, me fijaré más la próxima vez. Me alegro de poder leerte con más frecuencia, parece que te sentó muy bien el descanso, da gusto sentirte así de renovada.
Que la fuerza te acompañe. Un abrazo.
Cari, ¿Sabes que eres la mejor madre del mundo? si, si, ya se que nunca has estado embarazada, pero es lo único que te falta, el resto de cosas que te pasan son las autenticas vivencias de una madre, además en tu caso madre de familia numerosa.
¡Qué suerte tienen esos niños por tener tu dobladillo, y qué privilegio tienes tú de tener tantas personitas que te quieran y se refugien en tí!.
Supongo que ya lo sabes, pero eres muy muy especial.
Un abrazo de corazón.
Mª José
Pues yo creo que la suerte la tienes tú. Porque te escojan como refugio.
Seguro que estás a la altura.
Bicos.