Los mayores de la Santa Infancia me contaron el otro día la historia de una señora de su barrio que conozco. La señora en cuestión es seropositiva desde hace tropocientos años. Ahora ya es anciana, pero en sus años de juventud, habiéndose quedado viuda con dos niños a cargo, y ante las halagüeñas perspectivas que se le presentaban a una persona con HIV/AIDS en aquel entonces, decidió dar a sus dos hijos en adopción. Y la Santa Infancia me contaba que la semana pasada se presentaron los chavales, a la sazón con 21 y 24 años, hablando alemán, puesto que viven en Austria, a conocer a su madre biológica. La Santa Infancia dice que a la señora casi le da un tabardillo, pero que se alegró un montón de conocer a sus niños de nombres austríacos.
Y así empezamos a hablar del tema de la adopción, que es un tema que a la Santa Infancia le da bastante curiosidad. Mayormente, están a favor de la misma, pero no acaban de creerse eso de que los hijos adoptados cuentan igual que los biológicos. De hecho, a la Doctora, que tiene hijos de varios colores, siempre le preguntan cuando se va de vacaciones si se lleva también a sus hijos abeshás.
El razonamiento que exponen es bastante obvio: si un niño no tiene familia, bien está que encuentre otra, sea en Etiopía, Europa o Fernando Poo. Eso sí, dicen que ellos nunca darían a sus hijos en adopción, que tratarían siempre de sacarlos adelante “apretando los dientes” (esto es una traducción aproximada de una expresión abeshá). Los que son huérfanos, habrían estado encantados de haber sido dados en adopción. A algunos de los que tienen familia, no les importaría cambiarla. Muchos dicen que, eventualmente, les gustaría adoptar, pero lo entienden más como un ayudar a un niño sin recursos que como un tener un hijo.
Me preguntaron si una madre biológica se puede presentar así, sin más, y reclamar a su hijo biológico. Y allí es donde les expliqué el tema de derechos y responsabilidades de la maternidad. Si renuncias a tus responsabilidades, pierdes también tus derechos como madre, y -les expliqué- si quieres volver a ver a tu hijo, tendrás que pedir permiso a su familia.
Con la generalización del fenómeno de la adopción internacional, en los últimos años se ha extendido entre los etíopes, especialmente entre la clase media, esta mentalidad de “nos están robando los niños”. A mí me han dicho de todo cuando voy con la Santa Infancia por la calle. Una vez, llevé a T. al Black Lion, y en lo que esperábamos los análisis, estuvimos sentados con un señor musulmán ya anciano, que empezó a hablar al niño, a preguntarle por qué estaba allí con una frenji, cuándo me lo iba a llevar a mi país, y a decirle que no estaba bien que los frenjis se lleven a los niños etíopes. Cuando vi que T., además de todos sus dolores, comenzaba a sentirse evidentemente incómodo, decidí intervenir y le dije al señor que:
1. Entendía todo lo que estaba diciendo, por lo que me parecía de mala educación hablar de mí como si yo no estuviera delante
2. No era asunto suyo porqué T. estaba con una frenji. Me ponen de los nervios las preguntas insidiosas en las filas de los hospitales.
3. Yo soy partidaria de la adopción, pero trabajo en un proyecto que ayuda a familias como las de T. a criar a sus hijos para que no tengan que darlos en adopción. Este señor, que tanto criticaba, ¿qué hacía exactamente para evitar que las familias tengan que recurrir a la adopción como vía de supervivencia? Como en ese punto, ya me había puesto dramática, le pregunté si él pensaba que era mejor que los niños murieran, o que crecieran en orfanatos (incluso el mejor de los orfanatos, no se puede comparar a una familia, pienso). El señor, que comenzaba a sentirse incómodo también él porque el resto de la fila me estaba dando la razón, me respondió con un “go home”, al que yo le contesté, “vale, pero, si me voy a casa, ¿vendrá usted con este niño al médico la próxima vez que se ponga malo?”.
En la otra cara de la moneda, cuando fui con A. a otro médico, dos señoras en el autobús le preguntaron bastante respetuosamente si yo era su madre. Ella, escuetamente, les respondió, “sí”. No es una persona que se ande con muchos rodeos. Tampoco es una persona que tenga familia. Cuando las señoras le preguntaron que cuándo me la llevaba a mi país, ella les respondió: “No, si no nos vamos a ninguna parte. Ella se queda aquí conmigo”. Las señoras me llamaron santa. Y yo, muerta del susto.
Muy interesante. Como madre de casi dos pequeños etíopes, me faltaba conocer esta cuestión. ¿Qué opina la sociedad etíope al respecto de la adopción internacional?.
Por no comentar que me gustaría conocer una explicación formada y contrastada sobre cómo están funcionando los procedimientos, contacto con familias biológicas, etc.
Un saludo.
Menudo tema has tocado! Te agradezco que lo hayas hecho, valoro mucho el conocer la opinión de alguien que trabaja allí y por supuesto, la de la Santa Infancia. En mi proceso de adopción he tenido mil dudas y aunque he decidido darle fin -si hay suerte- no dejo de tenerlas. Cuando estuve allí este verano le pregunté a un etíope por su opinión y si por si conocía la de otra gente. Me iba unos días fuera y él me dijo que meditaría la respuesta y me la contaría a la vuelta. Yo esperaba que él me la diera sin yo pedírsela a la vuelta, pero no lo hizo y no tuve el valor de preguntarle de nuevo. Enfin, gracias
Soy madre de un hijo biológico de 15 años y una hija adoptada en Etiopía de tres años, he sido madre de dos maneras diferentes, ambas experiencias fuertes y emotivas, a mi hija Selamawit no podría quererla más si la hubiere llevado en mi vientre 9 meses, la llevé en mi corazón durante 17 meses, mi embarazo fue la época más feliz de mi vida, nuestro encuentro con Selam el momento más emotivo que yo haya vivido hasta ahora. No sé explicarlo mejor porque la maternidad es un sentimiento inexplicable de una forma u otra es tan de dentro que no me llegan las palabras.
Nuestra experiencia en Addis fue muy buena, estuvimos hace año y medio y no vimos ninguna expresión de rechazo, todo lo contrario, sólo tengo palabras de agradecimiento por lo que allí nos entregaron, sé que ahora hay una campaña contraria a la adopción, supongo que manejada por la gente que más tiene, a quienes poco importa lo que les pase a los niños-as de los orfanatos. Realmente es triste que un pais tenga que dar a sus hijos, lo ideal sería no tener que llegar a eso pero si allí no los pueden sacar adelante, la adopción es una solución, tan buena o tan mala como puedan ser otras, tampoco quiero profundizar mucho porque no sé si me siento capaz. Sólo sé que a mi hija, por sus circunstancias, no la esperaba nadie, no era «adoptable», no la querían ni allí ni aquí y la vida la puso en nuestro camino y no dejamos de agradecerselo desde entonces .Mucha suerte a los que estais en la espera.
Pilar.
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Muy propia de ti la contestación que le diste al señor borde…
Adopcion es un tema controvertido, sobre todo porque expone las miserias humanas que nadie quiere ver. Antes de que un niño llegue a la etapa en que es puesto en adopcion, se debe hacer todo lo posible porque viva con su famlia biologica, aunque sea un pariente lejano o amigo. Lamentablemente cuando un niño entra en un orfanato, hay pocas chances de que se vuelva atras, y o sigue alli hasta que se hace adulto o es adoptado. Un orfanato no es sitio de crianza para ningun ser humano, estamos hechos para vivir en familia. Hablar de que se «roban» a los niños es mas facil que hacer algo. Pobreza extrema, enfermedades mortales no son problemas de algunos, sino de todos. No es «ellos» versus «nosotros», abeshas vs. ferenjis. La sociedad descarta seres humanos peor que a objetos, sean los niños huerfanos y enfermos de Etiopia o los ancianos del primer mundo que ya nadie quiere porque son considerados viejos para servir para algo. Mas de un adulto desea ser «adoptado» tambien como abuelo, padre, amigo… ser humano.
Dejalos que hablen, tu trabajo es maravilloso, devolverles la humanidad a aquellos que nadie protege.
Nosostros tuvimos una mala experiencia cuando fuimos al encuentro de nuestra pequeña. Pero aquella semana que pasamos en Addis no es representativa, nuestro estado de ánimo y el de nuestra pequeña estaban tan alterados que quizás nosotros no estábamos abiertos a opiniones favorables.
Las chicas que trabajaban en el hotel se portaron muy bien con nosotros, especialmente las cocineras. Sin embargo, en la calle, caminando con nuestra hija, tuvimos la impresión de que no éramos bien vistos. Puede ser que, en general, no le gusten los blancos, eso quizás tú nos lo puedas explicar.
Saludos.
Hola Kaktus, normalmente yo no haría mucho caso de las opiniones generalizadas, este tipo de opiniones suele ser manipulada facilmente y desde luego muy volubles, siempre son mucho mas interesantes las opiniones de las personas que te quieren o tienes cerca, estas opiniones no están influenciadas por el pais al que pertenezcas ni al color de tu piel, ojos o piés. A finales de marzo y principios de abril estaré por ahí… mi destino es Wurko y Alitena, me encantaría tener tiempo para tomar una cervecita contigo, cuidate mucho
Gracias por este post. Y gracias por compartir tu opinión y gracias por tus contestaciones.Ojalá yo tuviera la oportunidad y la fuerza para hacerlo, aunque conociéndome, puede que me quedara callada. En fin.
Mis dos hijos son adoptados, de origen etíope, y creo en la adopción. Pero últimamente me noto a la defensiva. Sobre todo en estos momentos en que hay tantas voces críticas, en que los padres nos vemos reducidos a «canguros temporales» esperando la tan temida adolescencia, sin voz ni voto en decisiones que afectan a nuestras familias. Últimamente tenemos que aguantar incluso veladas acusaciones sobre nuestras intenciones o sobre la moralidad de nuestras decisiones. Nadie lo dice claramente, pero está en el aire. Y sin darte cuenta te sorprendes justificándote. Y lo peor es que mi hijo también lo hace. He empezado a decirle que no está obligado a responder a nadie ni a dar razones.
La segunda vez que estuvimos en Etiopía, ya más confiados, intentamos hablar con la gente. Y confirmé mis opiniones anteriores: la adopción y las necesidades materiales están unidas, claro; y también la falta de una familia efectiva y real. Quien realmente conoce el tema, lo comprende. Los más contrarios resultaron ser las familias etíopes de clase alta que jamás adoptarían salvo para tener criados, y que están molestos por encontrarse a tantas familias blancas con niños negros en los hoteles que ellos frecuentan. Es la verdadera razón del supuesto malestar de la sociedad etíope. Y el motivo por el cuál las familias van ahora con tanta presión. evitando hoteles y restaurantes, con el compromiso de no hacerse notar. Como si hiciéramos algo delictivo. Confieso, que en un acto de rebeldía hicimos precisamente lo contrario. Gracias Blanca
[…] ya he explicado más de una vez (concretamente aquí y aquí ), a A. le encanta pregonar que yo soy su madre. Y es verdad que es un poco limitada (si se ríe […]