MI MOMENTO
Mi momento preferido del día es después de comer, cuando vuelvo al porche donde todavía está comiendo la Santa Infancia. Me siento en el lavadero de metal donde lavan su ropa los fines de semana. Las piernas me cuelgan en el borde, sin tocar el suelo, y el metal me calienta el culo. El sol me da en la cara, y M. (19 años) se sienta a mi lado y me da conversación. A veces me dice que estoy tan guapa que parece que me voy a morir, que es una expresión que ella asegura que es muy etíope, pero que yo creo que se la ha inventado. Sabe que me hace gracia, y nos reímos las dos. Algunos de los pequeños se acercan, y se acomodan entre mis piernas, pero como también ellos han acabado de comer, pues también son felices y no se pegan ni discuten. Comienzan a llegar los del segundo turno de comida, y pasan a mi lado saludándome. Y tampoco se pegan ni discuten, porque están concentrados en su próxima comida.
Es mi pequeño momento de paz. El momento donde todo encaja: el sol, el calor del metal, la Santa Infancia que me acaricia el pelo, M. que me cuenta alguna gracieta, alguien que me da un trozo de pan o un macarrón de su plato, alguien más que me da la mano o me abraza al pasar… Soy feliz. Sin más . Cada día, a esa hora, soy feliz.