Finalmente, nena, me he convertido en una asidua del Amanuel Hospital. Me gusta frecuentar los sitios más cool del momento. Vamos a ver a T. un día sí y uno no. Los días que no voy, me llama por teléfono a la noche para decirme que está bien y que no me preocupe. Es como tener un hijo de campamentos (supongo).
A fuerza de visitas, nos hemos hecho un pequeño círculo de selectas amistades entre los internos. Una de las cosas que más destaca es el buen nivel de inglés que exhiben la mayoría. Como ustedes pueden imaginar, en cuanto ven una frenji, se lanzan a practicar como locos gente que tiene muchas ganas de practicar el inglés. Hay uno que debe llevar allí la pera de tiempo, que sabe hablar francés, inglés, español e italiano, además del amárico. Me saluda todos los días en perfecto castellano:
_ Hola, ¿cómo está?
_ Bien, gracias, ¿y usted?
_ Bien también. Que pase un buen día.
Como dos jubilados.
Suelo ir por las tardes, cuando ya les han hecho efecto las drogas de la mañana. Están más tranquilos. Si voy por la mañana, necesito un seveñá al lado mío todo el tiempo, porque si no vienen todos a saludarme a la vez y no me dejan hablar con T.
El mejor amigo de T. ahí dentro se llama Miki, tiene 18 años, y afirma que hasta hace un par de meses era un buen estudiante de undécimo grado en una de las más prestigiosas escuelas de la ciudad. Yo no sé cómo sería hace dos meses, pero actualmente a Miki lo tienen de drogas hasta las cejas y se le cae la baba cuando habla inglés. Yo le digo que se atenga al amárico. Camina como un robot y le tiemblan las manos todo el tiempo. La semana pasada reunió las fuerzas necesarias para saltar el muro y pirarse, pero volvió al día siguiente por su propio pie. Con la Santa Infancia le hemos cogido cariño, y le hemos comprado una camiseta del Arsenal para Pascua.
Al lado del Amanuel Hospital está la iglesia del mismo nombre. T. me cuenta que, algunas noches, él y Miki se acercan hasta el muro, al lado de las cocinas, desde donde pueden ver la cruz que corona la iglesia. Y rezan. Rezan para que Dios vaya a buscar a sus ovejas perdidas. Y para que les devuelva la cordura.
Las visitas a plantas de psiquiatría, salud mental, llamalo X, siempre son una mezcla entre ternura, tristeza, horror, desesperación y miedo. Eso si, a veces, puedes encontrar un hueco para el humor y la alegría. En cualquier caso, ójala desaparecieran por falta de enfermos.
Espero que salgáis pronto y no tengáis que volver.
Me gusta como escribes, pero todavía me gusta más la honradez al elegir el tema: cuentas lo que hay. Así sabemos un poquito de la realidad de Etiopía, de tu realidad.
No soñamos con paraísos ni con superwomen que arreglan todo. Nos sentimos próximas de personas normales que siguen adelante apoyandose en otras personas tan normales.
Ánimo, un abrazo.
Como te va todo?? estas bien??
No entiendo como es posible q esté pendiente de tí si no te conozco, jejeje
un beso muy fuerte y escribe pronto, muchas gracias por acercarme el pais de mis hijos
Como te va todo?? estas bien??
No entiendo como es posible q esté pendiente de tí si no te conozco, jejeje
un beso muy fuerte y escribe pronto, muchas gracias por acercarme el pais de mis hijos
Como te va todo?? estas bien??
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Como te va todo?? estas bien??
No entiendo como es posible q esté pendiente de tí si no te conozco, jejeje
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No entiendo como es posible q esté pendiente de tí si no te conozco, jejeje
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