LAS QUE TIENEN QUE SERVIR
Tras un verano lleno de sorpresas tecnológicas –estoy sinceramente convencida de que los Iphone tienen una aplicación para criar niños del Tercer Mundo que podría hacer mi trabajo mucho mejor que yo y con menos gritos-, aquí que me tienen ustedes again.
A pesar de la gigantesca atención mediática dedicada por el mundo mundial a la emergencia somalí, aquí a lo que viene siendo el mainstream local, pues es una cosa que no le inquieta mucho. O por lo menos no la nombran demasiado. Como además en Addis Abeba llueve que es un gozo, la lógica conclusión es que si llueve en Addis, llueve en el mundo entero.
Lo que ahora copa la atención de las noticias es la revolución libia. Como siempre, a los etíopes lo que es la realidad del mundo se la suda bastante, pero cuando la cosa les afecta aunque sea de refilón, allí que vuelcan toda su atención y sentimientos.
Estos días, la gente no hace más que hablar de Shewaye . ¿Que quién es Shewaye? Pues Shewaye Mollah es una señora etíope que se fue a trabajar a Libia, a través de una de las numerosas agencias que contratan chicas etíopes para servir en casas en países árabes, y que acabó de sirvienta en casa de la mujer de uno de los hijos de Gadafi.
Resultó que en la nevera de esa casa faltaron galletas (¿quién coño mete galletas en la nevera? La señora del hijo de Gaddafi, por lo que se ve, que era modelo libanesa), y la señora acusó a Shewaye. Y no sólo la acusó, sino que para castigarla le echó encima una olla de agua hirviendo, desoyando vida a Shewaye. La chica se encuentra actualmente en un hospital de Trípoli, bastante desfigurada. Al parecer, David Cameron le ha ofrecido asilo en el Reino Unido. El gobierno etíope, por el momento no ha realizado ningún tentativo de repatriarla, con lo cual Shewaye sigue en Trípoli, concediendo entrevistas con bastante frecuencia.
La historia está en todos los medios de comunicación del país y ha servido, por lo menos, para que se empiece a reflexionar sobre las condiciones de vida de los miles de chicas etíopes que trabajan en países árabes como personal de servicio doméstico. Igual que en España en los noventa se “llevaban” las filipinas como señoras de la limpieza para familias bien, pues se ve que en el Oriente Medio (Líbano, Libia, Emiratos, Dubai…) se llevan las etíopes.
De nuestra Santa Infancia, ya hay dos que viven en Beirut. De la última que se fue todavía no sabemos nada, pero la chica que ya lleva unos años dice que la tratan medio bien. Hasta le dejan salir de la casa. Un señor libanés con el que me crucé en una fiesta, me dijo que la verdad es que la gente allí trata bastante mal a las etíopes, porque tienen fama de vagas y ladronas. Así me lo dijo el señor. Y que las encierran en las casas porque también tienen fama de levantar el vuelo cuando menos te lo esperas y dejarte con las chilabas sin planchar.
El hecho, por otro lado, es que a pesar de los racismos y prejuicios reinantes, la gran mayoría de etíopes (no todos, eso sí), darían medio brazo por vivir en un país extranjero. En el que fuera y haciendo lo que fuera. Para muestra, un botón de muestra: para la Jornada Mundial de la Juventud, la Diócesis de Addis Abeba mandó un grupo de 31 personas como representación. Su tour incluía una parada en Ginebra, una semana en Oviedo y la traca final en Madrid. Entre los participantes había abogados, trabajadores sociales y otros profesionales bien situados. La organización se quedó con los pasaportes en cuanto pisaron suelo europeo, precisamente para prevenir la tentación de quedarse rezando más de la cuenta en el Viejo Continente. A pesar de todas las precauciones, sólo volvieron quince. Entre las que volvió figura una amiga y compañera mía de trabajo, que quedó encantada con la acogida que le brindó la familia española con la que estuvo en Oviedo (¡gracias, Asturias!), y que me comentó que fueron perdiendo gente durante todo el trayecto. Gente que tenía un sueldo y un trabajo más que dignos, y que estarán ya malviviendo en España. Y espera, que todavía no ha empezado el invierno, porque se van a cagar.
Volviendo a Shewaye, por fin los etíopes han comprendido las bases de la revolución libia: si tratan así a la gente, como para no rebelarse. Y a lo mejor tienen razón.
P.D: De la emergencia somalí, todavía me estoy formando una opinión. Cuando haya empezado a entender algo, se lo comunicaré a todos ustedes.