AYUNO Y ABSTINENCIA
Al margen de los avatares de la Iglesia Católica, la Iglesia Ortodoxa Etíope procede con sus rituales anuales. Hace ya dos semanas que empezamos el período de ayuno que precede a la Pascua, y que nosotros conocemos como Cuaresma. Ellos lo llaman Ayuno, para tener que dar menos explicaciones. Tiene sentido.
El ayuno ortodoxo se mantiene durante sesenta días, en los que no se puede comer nada derivado de los animales (carne, pescado, leche, huevos), y en los que no se puede comer absolutamente nada hasta las tres de la tarde. Yo siempre había creído que Jesús murió a las seis, pero ahora he descubierto que no, que es a las tres. Yo creo que tendría más sentido empezar el ayuno a las tres, pero la Iglesia ortodoxa no comparte esta idea mía.
Mi Santa Infancia, que no conoce límites, se entrega al ayuno con devoción ejemplar. Hay que limpiarse. Yo hace años que lucho contra la limpieza, y les propongo variantes del ayuno (ayuno de insultos, ayuno de peleas en el patio, ayuno de helados guarros de hielo…) con resultados nulos por el momento. No pierdo la esperanza.
Me cuesta aceptar que toda la actividad se paralice a las tres de la tarde (las trabajadoras también ayunan). Me cuesta aceptar que tengamos que dar comidas durante cuatro horas (los de la guarde siguen comiendo a las doce). Me cuesta aceptar que decidan poner en riesgo su salud (mi Santa Infancia normalmente come carne dos veces a la semana, un promedio claramente insuficiente para niños en crecimiento).
Un día le pedí a A. que le preguntara al cura que les da el catecismo en la iglesia ortodoxa que por qué se entiende que la voluntad de Dios es que la gente pase más hambre de la que ya pasan normalmente. Al día siguiente, vino triunfal con la respuesta: “Dios nunca nos pide más de lo que sabe que podemos hacer”. Chúpate ésa.
Hoy ceno huevo frito. Como media Etiopía ayuna, la otra media nos hartamos de comer huevos, aprovechando que bajan los precios.