MURPHY EN ADDIS
Comentaba hace días con un expat que a veces Addis es la ciudad de la Ley de Murphy. Todo lo que puede ir mal, irá mal. Es un tema que, hablado entre extranjeros quejicas, da bastante juego. Todos tenemos anecdotillas que confirman que si dejas el más mínimo resquicio al azar en tus planes, éstos se irán al garete.
En esta línea, cuando hace tres semanas me cortaron el teléfono sin razón aparente, no me sorprendió. Fui a la oficina de telecomunicaciones, donde rápidamente dedujeron que era porque yo no había pagado. No era verdad. Esto lo hacen mucho, culpar al cliente. En otros sitios, el cliente tiene la razón. Aquí, tiene la culpa.
Luego me dijeron que mi línea aparecía como activa en el sistema, por lo que yo tenía que tener línea. Pero yo no tengo línea. Me dijeron que me fuera a casa a comprobar si tenía línea, cosa que hice porque llevaba prisa y no me apetecía entrar en el bucle.
Volví dos semanas más tarde, ya bastante mosqueada, y con más tiempo para derrochar. Tras comprobar, de nuevo, que había pagado el mes y que mi línea aparecía activa, me dijeron que llamara al servicio de atención al cliente. Tócate los cojones. Hace tres meses que no tengo cobertura de móvil, hace tres semanas que tampoco tengo línea fija y tengo que llamar por teléfono a atención al cliente, cuando ya estoy en una oficina de atención al cliente. Así se lo expliqué al señor que me atendía, que me miraba con cara de “te has equivocado, esto es una carnicería y no arreglamos teléfonos”. Ante su pasividad, le pedí que me indicara quién era la persona responsable de la oficina.
Me llevó ante un chaval con los pantalones a medio culo. Estuve a punto de aclararle que yo no quería grabar una canción featuring Pitbull, sino que me repararan el teléfono, pero me contuve porque sé que a veces juzgo demasiado. El chaval con los pantalones a medio culo y los andares del novio maltratador de Rihanna, me dijo que él no podía hacer nada por mi línea de teléfono. Siempre es así: el primer impulso es intentar no hacer nada. No me dí por vencida y le dije que, si él era el jefe de la oficina, digo yo que tendría que al menos intentar encontrar alguna explicación para mi ausencia de línea. Me dijo que él se encargaba de los clientes nuevos (probablemente porque todavía no tienen problemas de línea) y me mandó al señor del servicio técnico.
El señor del servicio técnico estaba tranquilamente consultando un periódico en Internet. Tuvo a bien registrar la incidencia y me dijo que volviera dentro de una semana si la incidencia persistía, y que entonces llamaríamos a un tal Gedeon. Respondí que, en mi humilde entender, si una cosa se rompe y no la arreglas, probablemente seguirá rota dentro de una semana. Soy maja, pero no santa. No creo que se arregle milagrosamente. Él me dijo que Gedeon tenía mucho trabajo porque había muchos clientes con problemas como el mío (¿y esto no te hace preguntarte algunas cosas?). Repliqué que a lo mejor Gedeon también estaba sin nada que hacer en su oficina leyéndose el Addis Fortune en Internet. Al final, llamamos a Gedeon, que nos informó que mi corte de línea se debe a una reparación de no sé qué tipo, que es consciente de que no tengo línea, y que llegará un día en el que me volverá a dar línea. No sabe cuándo. El señor del servicio técnico tuvo el detalle de recomendarme que no me olvidara de pagar las cuotas mensualmente, a pesar de no tener teléfono. Y te lo dicen así, en toda la cara, que tienes que pagar por un servicio que no te están dando.
Y encima se está generalizando Danza Kuduro. Oh Dios por qué nos has abandonado.