Tres veces, tres, he escrito este post en los últimos cuatro meses. A ver si ahora me sale.
Leyendo otros blogs mucho más mejores que este mío (y mucho más serios en su periodicidad, gracias a Dios y a quien lo escribe), surge, entre la comunidad de familias con niños adoptados, una y otra vez el tema de las “etiquetas”, de cómo, para los niños adoptados, una de las principales dificultades es la adaptación a un entorno compuesto por personas mayoritariamente de una raza distinta a la del niño o niña adoptado en ultramar (o en los Servicios Sociales de la esquina).
Para consuelo y/o desesperación de quien se plantea estos interrogantes, aporto mi granito de arena: la discriminación y el racismo no son exclusivos de Europa. Aquí también, en Etiopía, en mi breve experiencia, de momento la mayoría de las opiniones que he encontrado, en amigos y extraños, se ajustan con milimétrica precisión a uno de estos dos tópicos:
- Como soy frenji, seré una madre estupenda
- Como soy frenji, estoy robando un niño
Aclaro que todavía no tengo niña, pero sí asignación. He tenido la oportunidad de ir a ver a la que será mi Señora Patata un par de veces e, incluso, en una ocasión, pude cruzar la puerta del orfanato con ella en brazos para ir a otro sitio. En nuestra breve experiencia común en el mundo exterior, me dí cuenta de que, cuando llevas un niño etíope en brazos, el “where are you from?” que te preguntan doscientas veces por minuto se sustituye por “¿dónde la has encontrado?” y, “¿por qué la abandonó su madre?”. Como ya he comentado alguna vez, el concepto “pregunta tabú” no existe en Etiopía. En aquella ocasión, encontré el responder las preguntas bastante violento, sobre todo teniendo en cuenta que la Señora Patata, por el momento, es sólo burocracia de mi burocracia. Espero mejorar con la práctica, pero me resulta difícil explicar particulares que en Europa consideramos pertenecientes a la extricta intimidad familiar a un extraño que te ha tocado al lado en una fila.
Básicamente, las familias que adoptan niños de otras razas y viven en España, afrontan la dificultad del niño “distinto” para integrarse en una sociedad mayoritariamente compuesta por personas de otra raza, así como la dificultad de esta sociedad para acoger a ese niño. En mi caso, la “distinta” en una sociedad compuesta mayoritariamente por personas de otra raza, seré yo. Hasta ahí, creo que está claro. Llevo años viviendo aquí y siempre hay quien tira de tópicos en cuanto se encuentra a un frenji. Lo llevo bastante bien, y con el tiempo he recopilado toda una bateria de respuestas de mearte de la risa (en serio). Lo que me preocupa, cuando pienso en mi hija, es que mi “diferencia” le hará también “diferente” a ella (las comillas se contagian). A pesar del color de su piel (en concordancia con el color dominante en nuestro ambiente), el problema persistirá, porque la diferencia entre su color y el mío evidenciará que no la habré parido, y eso, de nuevo, generará tópicos y malentendidos.
Conozco varias familias extranjeras que han adoptados niños etíopes y viven en Etiopía. D. el hijo de la Doctora, una vez se escuchó de un miembro particularmente idiota de mi Santa Infancia “esa no es tu madre, tú no eres su hijo”, así, sin comerlo ni beberlo. En este caso, mi elemento evidenciaba seguramente la envidia que la familia de D. le producía. Pero, al margen de sus motivaciones, el insulto se parece sorprendentemente a los que en ocasiones se escuchan los niños adoptados que viven en países de mayoría blanca.
Como se ve, esta investigación y reflexión no me está sirviendo en absoluto para aclararme las ideas. No sé si los ataques racistas se producen porque el niño tiene otro color o porque el niño es adoptado. Al final, si tengo que quedarme con una conclusión, diría que los problemas provienen –o pueden provenir- del hecho de formar parte de una familia “diferente” en un entorno compuesto por familias mayormente “convencionales” (iba a explicarlo, pero todos sabemos lo que quiere decir familia convencional). Tiene que ver con el color de piel, pero también con nuestro nivel económico y social (tenemos agua caliente en casa, coche a disposición, y tampoco me mato mucho la cabeza para llegar a final de mes). Ella es abeshá, pero su vida, por mucho que estemos en permanente contacto con su cultura y vivamos en su país, será frenji. Frenji en Etiopía, con –obviamente- muchísima gente en nuestro entorno abeshá, y también muchísima gente frenji. Pero mucho me temo que, al final, ella será encuadrada como frenji, por pertenecer a una familia frenji, y tener una lengua que no es el amárico como lengua materna (sabrá el amárico, pero no será la lengua que hablaremos entre nosotras normalmente). Y aquí, una vez que te meten en un saco, es imposible salir de él.
Como única certeza, creo que, en contra de lo que pudiera parecer, el hecho de que yo viva en el país de nacimiento de la que será mi hija no le ahorrará ningún problema. Tendremos, simplemente, otro tipo de problemas.
Querida Tarike, te echaba de menos. Al leerte ayer y hoy veo que sigues «mirando alrededor» y pensando mucho más allá. Interesante reflexión que nos aporta una mirada que matiza la nuestra. Mi experiencia con mi hija de origen etiope (ahora con 8 años) es que lleva peor el hecho de que no seamos una familia convencional. Le duele más la diferencia entre nosotros, que la diferencia alrededor. Dicho esto te cuento que aquí, en el caso de la adopción al menos, ya nadie reconoce el espacio de lo estrictamente familiar. Tu vida se vuelve pública y mucha gente se siente en el derecho de preguntar. Y pone a prueba tu paciencia. No nos queda ná. Bienvenida!
Todo lo que se salga de lo convencional supondrá problemas. Al menos hasta que nos acostumbremos a las diferencias y a lo no convencional… O al menos eso creo… Ya te lo contaré más adelante. Mucho animo con tu adopción! Fdo. Madre monoparental….
Benditas diferencias!. Benditos problemas!.
Enhorabuena por tu asignación, ánimo con la espera y gracias por tu mirada.
Primero enhorabuena.
Segundo. No estoy de acuerdo contigo. Estás planteando que el problema es el color de la piel o de el hecho de la adopción. Cualquiera de los dos casos el problema estara dentro de tu familia ya sea por tu piel o por haber adoptado. Yo creo que el problema es de los que opinan, no tuyo. Son ellos los que tienen un problema que luego te trasladan a ti. Tu (y la niña) solamente tendreis que aprender a sobrellevarlo.
PD. Y por que no puede ser biologico tuyo? Se notaria el color de la piel si la niña firea mulata?
Me encanta descubrir Etiopía a través de tu mirada 🙂 Pero, ¿y si tuvieras un esposo estíope y vuestra hija se pareciera solo al padre? Igual la verían raro cuando camine con su madre «diferente» por la calle, o cuando sea bilingüe y la escuchen hablar español, o cuando le gusten cosas diferentes. Porque creo que el problema lo tenemos todos mayoritariamente con lo «diferente», más que con ser negro o amarillo. Y la primera reacción es a lo diferente, y luego aparecen los estereotipos para darles una explicación, la poca o escasa información que tienen, la ignorancia. Ser diferente tiene sus pro y sus contra. Creo que nuestra propia experiencia es un reflejo del que nuestros hijos pueden aprender mucho. Mucho ánimo con tu peque, ojalá pronto estén juntas para disfrutar a lo grande!!!
Primero de todo, ¡enhorabuena por la asignación!, espero que lo que queda de burocracia sea leve y que pronto pueda empezar lo realmente difícil – y bonito.
Interesante situación, con elementos distintos a los que vivimos en familias transraciales en países distintos a los de nuestros hijos…
Creo que una diferencia importante es que ella destacará cuando vaya contigo… pero no cuando vaya sola, en el colegio, en la calle. Quizás la educación que reciba la hará diferente, pero esto no tiene por qué saltar a la vista. Nosotros, en Europa, blanqueamos a nuestros hijos, es decir, cuando van con nosotros de la mano les «asimilamos» a la sociedad en la que viven; tú en cambio harás lo contrario, cuando vayas con ella, convertirás una niña que no llama la atención en alguien que destaca.
Evidentemente, la adopción de tu hija será igual de visible que la de cualquiera de nosotros, y esto tiene su lado negativo (las preguntas indiscretas) y el positivo (estas preguntas te obligan, obligan a nuestros hijos, a reflexionar sobre la adopción, a colocar cosas que niños que no se ven cuestionados quizás no empiezan a colocar hasta más tarde). Pero a diferencia de tu hija, nuestros hijos crecen sin referentes de su color. Son tratados como niños blancos pero serán tratados como adultos negros sin el aprendizaje necesario para ello. Esto a tu hija no le pasará. Pero como tú dices, le pasarán otras cosas… Espero que nos las vayas contando.
La diferencia, está claro, siempre es percibida por algunos como algo peligroso. Pero la diferencia visible es más peligrosa, objetivamente hablando: te convierte en un blanco visible de burlas, de insultos, de agresiones.
P.D. Desengáñate: las preguntas indiscretas en países como España (no sé en otros lugares de Europa) son igual de intrusivas y desagradables.
[…] Publica Tarike después de un larguísimo (demasiado) silencio una entrada en la que reflexiona sobre la adopción transracial… cuando uno se queda a vivir e…. […]
Bienvenida al maravilloso mundo de las preguntas indiscretas! no se como será en el resto de España pero en Andalucía tampoco existen las preguntas tabú… y lo peor es cuando esas preguntas vienen delante de los niños. Mis hijas tienen ya 10 y 8 años y han tenido que escuchar muchas barbaridades.
Y como familia monoparental con dos hijas de orígenes y razas diferentes (tres contando conmigo)… te digo que ya cuando me siento rara es cuando NO nos miran por la calle. Gajes del ofico, creo que lo importante es preparar a nuestras hijas lo mejor que sepamos.
Me alegro muchisimo volver a leerte y ¡enhorabuena por tu asignación!
Ayer enlacé esta entrada en mi blog, como he hecho con otras tuyas en otras ocasiones; no fue hasta la noche que alguien me dijo que era curioso que tú también hubieras enlazado el mío en el tuyo cuando hablas de «otros blogs».
Gracias por la referencia y los piropos, la verdad es que, al margen de la periodicidad, ya me gustaría a mí tener tu sensibilidad, tu capacidad para generar emociones, tu facilidad para combinar ligereza y profundidad en la misma frase, para arrancarnos sonrisas (y hasta alguna carcajada) y a la vez, ponernos la piel del alma de gallina, que cantaba aquel.
Soy fan entregada de tu blog, de tu trabajo, de tu Santa Infancia… Muchas gracias por ser tantas veces nuestros ojos en el país que vio nacer a uno de mis hijos. Y si conseguimos coincidir cuando viajemos, que lo tenemos previsto aunque no a corto plazo, si nos invitas a café, ¡prometo aportar las palomitas!
Un abrazo
Tarike darte dos cosas: mi más feliz enhorabuena por tu peque (espero que lo que te quede de papeleo sea rápido y llevadero) y las gracias por volver a encontrar un huequito para escribir. En ti y tus palabras encontré parte de la inspiración y energía que necesitaba para comenzar el blog, y echaba mucho de menos leerte de nuevo…
Pienso muy a menudo cómo afrontaremos la integración de nuestr@ futur@ hij@ y todas las circunstancias que se vayan derivando; sólo espero hacerlo la mitad de bien que estoy segura tú sabrás hacer, y poder darles las herramientas suficientes para que puedan defenderse ante cualquier agresión externa, y ante todo sean felices.
Espero con ganas tu próximo post… Un abrazo enorme
Buen día Tarike. Me sumo a los agradecimientos de tu regreso. Discrepo de ti, supongo que me he acostumbrado a sentirme observado por la calle, francamente, me da igual que la gente mire, y mis hijos Silvia Lyna y Erpa (los conociste en Adis) creo que ya se han acostumbrado a que los miren. Las miradas son de muchos tipos, discretas, descaradas, amables, groseras, naturales, sinceras, bonitas, feas…, me dan igual, porque al fin y al cabo no podemos controlar los actos de los demás, y tampoco es cuestión de ir enfrentándose a todo el mundo. Te diría que no te preocupes, las cosas suelen ser más naturales de lo que pensamos, poquito a poco.
Felicidades y paciencia.
Hola Tarike, primero de todo felicidades y segundo gracias por volver a escribir, te leo siempre que puedo y ya me estaba preguntando el motivo de un silencio tan largo.
Estas reflexiones que haces sobre como será tu futura familia son solo el principio del montonazo de dudas que genera la matenirdad. Yo tengo un hijo bio y una niña nacida en Etiopia y créeme cuando te digo que aunque ya son mayorcitos (13 y 8) cada dia se me plantean nuevas dudas sobre si lo estoy haciendo bien o no. Pero a estas alturas, lo que puedan pensar los demás de nosotros me importa bien poco, solo en la medida en que les pueda afectar a ellos. Y, por suerte, a ellos también les resbala el tema racial. Yo creo que tu niña será feliz solo por el hecho de tenerte a ti, y tu seras la madre más orgullosa del mundo.
Felicidades por la asignación.
La introducción de personas en sacos convenientemente etiquetados es un deporte practicado a nivel mundial, forma parte de la especie humana y hay que hacer un esfuerzo para no hacerlo tú mismo que, miles de veces, te has dicho que no eres así.
Lo que pueda pensar la gente de mi princesa etíope y de nuestra familia me la trae, la verdad, al fresco. Sólo me duelen sus silencios ante preguntas intrusivas, sus miradas que no logro interpretar, sus sutiles comentarios semanas más tarde. Y ahí es cuándo me pregunto, cómo lo hago, dónde puedo encontrar las herramientas que ofrecerle para defenderse, y me cuestiono como padre porque no puedo protegerla.