La Santa Infancia me la ha jugado. A traición y por la espalda.
Comenzaré el relato de mis cuitas diciendo que uno de los “puntos calientes” en mi recién estrenada maternidad son las lenguas. Los idiomas. Desde hace ocho años, mi vida profesional y personal se desarrolla en amárico, inglés e italiano. Prácticamente nunca en español. De hecho, cuando hablo en español, sobre todo al incio de mis vacaciones, cometo errores de guiri que constituyen siempre fuente de solaz y regocijo para mis amistades (algunas son algo crueles).
Obviamente, yo quiero que la Nena hable español como lengua materna. El nombre lo indica: lengua materna. De su madre. Mía. La estrategia más obvia, como se imaginarán, es hablarle siempre en español. Y allí estoy, que parezco una radio. Cuando me quedo sin conversación, le canto. He escuchado los Cantajuegos (soy una madre documentada), y, como no puedo evitar imaginarme el grupo de adultos lobotomizados cantando esas canciones, pues me dan bastante vergüenza ajena. Yo también escuchaba canciones infantiles de pequeña, pero entonces carecía de mi capacidad actual de análisis y crítica social. Como la Nena prefiere el organillo y el tambor, también le parecen sosos a ella. Así, entre libros y canciones (y Pocoyó) estamos con la granja y las partes del cuerpo. Empecé con la granja, pero es que luego me dí cuenta que la Nena no ha viso un cerdo o un pato en los días de su vida y le cuesta identificar el sonido con la imagen del cerdo o el pato. Vamos, no sabe lo que es un cerdo ni un pato y punto. Como brazos y piernas los tenemos más a mano, pues hemos cambiado lección.
El caso es que hace unos días, la Nena pronunció su primera palabra. Ulet. Quiere decir “dos”. En amárico. Cachis.
Investigando los orígenes de tan extraña elección, me dí cuenta de que cuando la Santa Infancia la ayuda a caminar le repiten and, ulet, and, ulet (uno, dos, uno, dos…) Y así, la Nena pasa siete kilos de la cargante de su madre y sabe decir ulet.
Inmune al desaliento, he tomado medidas. En menos de dos días, toda la Santa Infancia sabe ya decir “uno, dos”. Y ay de áquel que ose pronunciar en amárico los números mientras mi vástaga da sus primeros pasos.
Lo de los idiomas es una cosa que a la Santa Infancia le intriga bastante. Dan por supuesto que la vinculación burocrática con mi vástaga desencadena de forma inmediata y automática una capacidad especial en la Nena para hablar el español. Yo conozco niños de tres años que, puestos en la misma tesitura, hablan con fluidez tres idiomas. También conozco otros niños de tres años que, ante el caos de lenguas, acaban ladrando cuando se enfadan, o mezclando la estructura del amárico con el español (me “agusta” en vez de “no me gusta”, porque los verbos en amárico hacen el negativo poniendo una a delante).
A veces pienso que, si todo va bien, la Nena empezará a hablar sánscrito a los doce años. Antes de esa fecha, no pienso preocuparme.
La cosa va bien … Pero debe ser el primer niño que su primera palabra no sea «dada»
¡Hola, Kaktus! No es la primera vez que te leo lo del español lengua materna de tu nena. Creo que tienes que bajar tus expectativas un poquito… Tu nena hablará español, pero nunca será su lengua materna. La lengua materna se fija en el cerebro en los primeros 15 meses de vida. Se ha observado en niños de padres sordos signantes que la capacidad lingüística se desarrolla mucho antes que el aparato fonador. En el caso de los hijos de parejas bilingües, o de padres extranjeros, lo común, para un niño con un nivel de socialización normal, es que su lengua materna sea la del país donde residen. Mediante la escolarización en casa y un programa específico (o mucho esfuerzo) se puede conseguir un bilingüismo casi perfecto, pero por lo general esas personas a las que consideramos «bilingües» por hablar otro idioma en la familia suelen tener muy serias carencias de vocabulario y de ortografía 🙂
No coincido con Martes. Los niños son muy maleables, especialmente en cuanto al lenguaje y es muy facil que un niño sea bilingue, o trilingue ( o lo que fuere) con solo exponerlo regularmente a los lenguajes. Pero tiene que ser algo constante.
Mis hijos etiopes , en diferentes grados,, son bilingues: ingles/español, y han perdido su amarico por falta de exposicion al lenguaje y hay que tener en cuenta que dos de ellos ya vinieron de mas grandes a los EEUU. Depende de los padres que aprendan un idioma, y si Kaktus le habla constantemente en español, no hay ninguna razon por la que no lo aprenda. El tema de la ortografia, gramatica, y mezcla de idiomas es secundario y facilmente corregible.
Mis cuatro hijos no tienen un español «perfecto», pero yo tampoco despues de 15 años de vivir en EEUU, como bien lo dijo Kaktus, pero lo extraordinario es que se pueden experesar y comunicar perfectamente con cualquier persiona que hable español de cualquier variedad. Incluso mi hijo menor etiope cambia de español «argentino» a «mexicano» dependiendo con quien hable.
Buen trabajo Kaktus, este es el momento perfecto de enseñarle el idioma! La niña te va a hablar en unos años en tres o cuantro lenguajes como si nada.
Ah, y me olvide de aclarar que mi hijo mayor nacio en EEUU y sin embargo su lengua «materna» es el español, no el ingles…
Estoy de acuerdo con Alicia. Los niños no tienen ningún problema para aprender varias lenguas al mismo tiempo y expresarse correctamente en ellas. Ya el sólo hecho de hablar dos lenguas te predispone, incluso a los adultos, para el aprendizaje de otra más.
Entonces, relájate y sigue hablándole a tu nena en español y no te preocupes si al principio lo mezcla con el amárico, es normal ya que es la lengua que ha escuchado y seguirá escuchando en su entorno.
Tu conoces a mis hijas y la pequeña hablaba dos lenguas cuando llegamos nosotros. Desde el primer momento de nuestra vida en común yo le hablé en español y su padre y hermana en italiano. Ningún problema, sólo que ahora ha perdido su amárico y su wollaitiña porque nadie de nosotros sabemos esas dos lenguas.
Un abrazo inmenso y felices fiestas. Serán maravillosas.
Rosi
Buen día Tarike. Quería desearte una Feliz Navidad, será la primera que pases con tu nena y seguro que no la olvidarás. Nuestro chico ha aprendido en cuatro meses con una rapidez tremenda, mola preguntarle como decía esto aquello en Oromiña ó en Amariña, la pena es que poquito a poco empieza a decir con más frecuencia que no se acuerda. Aprovecha y disfruta porque vas a tener la suerte de que no olvide ninguna de las dos.
Lo mejor que le puede pasar a uno es saber lo que quiere para su vida y para la de su descendencia (que no es tan fácil discurrir hoy en día con tanto estimulo ensordecedor, cuesta oir nuestros propios pensamientos) por lo que, olé tu y gracias por compartir esta experiencia tan divertida.
El bilingüismo perfecto sí existe y solo tienes que viajar a Catalunya para darte cuenta: la inmensa mayoría de la población habla, escribe, lee y lo más importante, piensa, en dos lenguas, al mismo nivel; y te aseguro que no tenemos mayores problemas gramaticales que los que crecen en un solo idioma. Eso sí: las personas bilingües tardan más en arrancar a hablar, pero cuando lo hacen (cuando lo hacen «en serio»), raramente se confunden entre los dos idiomas que hablan.
Me sorprende lo escrito por Martes. Entendo entonces que, la lengua materna de mi hija, nacida en Rusia y adoptada a los 3 años …¿es el ruso?
¿Que tiene el idioma ruso en su subconsciente aunque hace ya más de 6 años que no lo habla y no lo escucha?
Ojalá…
Yo, tristemente, ya lo daba por perdido y de verdad que me daba mucha pena.
Estimada blogger,
Soy Natalia, Responsable de Comunicación de Paperblog. Quisiera disculparme por dejarte un comentario en el blog, pero no he encontrado otra manera de contactarte. Tras haberlo descubierto, me pongo en contacto contigo para invitarte a conocer el proyecto Paperblog, http://es.paperblog.com, un nuevo servicio de periodismo ciudadano. Paperblog es una plataforma digital que, a modo de revista de blogs, da a conocer los mejores artículos de los blogs inscritos.
Si el concepto te interesa sólo tienes que proponer tu blog para participar. Los artículos estarían acompañados de tu nombre/seudónimo y ficha de perfil, además de varios vínculos hacia el blog original, al principio y al final de cada uno. Los más interesantes podrán ser seleccionados por el equipo para aparecer en Portada y tú podrás ser seleccionado como Autor del día.
Espero que te motive el proyecto que iniciamos con tanta ilusión en enero de 2010. Échale un ojo y no dudes en escribirme para conocer más detalles.
Recibe un cordial y afectuoso saludo,
Natalia
No se me había ocurrido pasarme por aquí antes… Parece que los otros comentaristas no me han entendido bien 🙂 Yo no digo que la nena no vaya a aprender español ni que no pueda hablar dos idiomas. Pero hablar dos idiomas nos es bilingüismo. Entendemos bilingüismo como una competencia equivalente en dos idiomas, dentro de los mismos ámbitos. Por ejemplo, muchos niños criados en un entorno «bilingüe» no disponen del vocabulario adecuado en alguno de los idiomas para, digamos, desenvolverse en un entorno formal, porque el idioma lo han usado siempre en la casa en un contexto informal.
Es muy cierto lo que dice la otra comentarista sobre el caso catalán, que se da también en los países bálticos, donde vivo. Pero eso es así porque en la calle, en la televisión, en la escuela… Viven en dos idiomas. Pero si el único input de un idioma lo recibes en tu casa no es suficiente para que se convierta en tu lengua materna. Más aún si ese input fue inexistente en tus primeros meses de vida.
Quiero pedir disculpas si parezco insistente. Yo sólo quería aclarar el término «lengua materna» y «bilingüismo» que se usan muy a la ligera, pero desde una perspectiva cognitiva no son lo que la mayoría de la gente se cree 🙂