FASHION HEROES
Hoy me he levantado divertida, y, aparcando facturas en amárico, familias que no llegan a pagar el alquiler y niñas con brazos quemados, me he puesto a curiosear en el Facebook. Yo curioseo mucho el Facebook, más que nada para mantenerme al día de los avances conseguidos por algunas amigas mías, empeñadas en la loable labor de repoblar el mundo, esfuerzo que, aunque ellas no lo saben, comparten con algunas de las madres de mi Santa Infancia. Nuestras señoras dicen que lo hacen para garantizar el futuro de nuestro proyecto: mientras su útero y sus ocasionales maridos den de sí (y sigan teniendo suerte con los partos home made) jamás nos faltarán beneficiarios para nuestro proyecto. Eso sí, habrá que pagarles el alquiler, porque con tanto niño en casa, o pagas el alquiler, o la chiquillería se te muere del hambre. Como se ve, tengo algunas obsesiones profundamente arraigadas.
Y así, curioseando, curioseando, me he encontrado con esta entrevista realizada en Cibeles a Ana Locking. Reveladora. Especialmente la parte relativa a la grifería–bisutería. A mí, que debido a mis pérdidas de peso llevo los cinturones para realmente mantener los pantalones más o menos en su sitio (herejía fashionista, soy consciente), la primera duda que me ha surgido es la de cómo harán para ajustar los cinturones–tubo de agua recubiertos en oro de 17 kilates. Este tipo de arreglos, ¿te las hace una modista, un herrero, un joyero o directamente el fontanero?
Esto, en la vida cotidiana, te abre un horizonte de nuevos temas de conversación:
_ Hola cari, ¿qué haces hoy?
_ Me coges saliendo por la puerta para ir de shopping, que tengo boda el mes que viene. La ruta normal: Zara, Mango, H&M y Leroy Merlín, que están de rebajas en fontanería y calefacción.
_ Huy, pues ya que vas, ¿me puedes pillar dos tapones de bañera? Me estoy customizando la parte de arriba del bikini para este verano.
Ustedes dirán que no, pero en el párrafo anterior hay como dos o tres ideas que te pueden solucionar una jornada de Cibeles. Yo las doy gratuitamente. Basta que se siga la licencia Creative Commons y citen la procedencia. ¿Los bikinis hechos con alcachofas de ducha en la parte del pecho, tubos varios, y el grifo –recubierto en oro de algunos kilates, vale- instalado en la entrepierna pesarán demasiado para bañarse con ellos? Caramba, hoy estoy que me salgo.
Sin conocer a Ana Locking, nuestra Santa Infancia también sigue también esta filosofía del todo vale. S. (niño, nueve años) juega de portero con un guante de cocina que encontró Dios sabe dónde. Bueno, que sí sabemos dónde: en Koshe . Y. (niño, siete años) vino un día con un disfraz de Spiderman por toda vestimenta. A. (niña, nueve años) solía venir cuando era pequeña con bonitos vestidos que tomaba prestados de su joven mamá. Su joven mamá practicaba en aquel entonces el oficio más antiguo del mundo (CSW – Commercial Sex Worker, en el argot del desarrollo) y los vestidos eran saltos de cama rojos de raso con muchas, muchas puntillas. Daba un poco de cosica.
A sus quince años, N. va calzado con manoletinas de Skechers y su amigo Y. vino un día con zapatos de tacón (unos cinco centímetros), porque no había encontrado nada más que ponerse en los pies.
Y eso que hemos mejorado con el tiempo. Hace unos años, nos llegó un contenedor de Austria lleno de ropa de segunda mano. Nuestra Santa Infancia desarrolló entonces una pasión por los monos de esquiar que todavía recuerdan con nostalgia. En aquel entonces, el mono de esquiar (que en amárico llamaron “la ropa completa”) junto con las chanclas eran para ellos lo más lindo entre lo lindo. Algunos de los peques, hay días en que, con seis y siete años, se presentan con pijamas enterizos de niños de dos, con sus pies cosidos al final y todo. Los botones para cambiar el pañal se les desabrochan siempre, porque les van algo canijos.
En complementos también dan lo mejor de sí mismos: gorros de bolchevique ruso, de señora de los andes peruanos, de esquiador con borla en la punta y todo y, cómo no, de rapero americano metido en rehab.
Estoy por llamar a Cibeles y reservarme pasarela para la próxima edición. Me ofrezco hasta a pagar el servicio de control de plagas y desinfección necesarios al final de nuestro show. En la bolsita promocional, regalaré collares antipulgas para que los famosos puedan sentarse despreocupadamente en mi front row. Cayetana y Alfonso, Borja Thyssen y consorte, Alfonso de Borbón y chica millonaria del Venezuela, hijos de Nati Abascal, Nati Abascal, participantes en reality shows varios… invitados quedáis. (Tengo en mente un front row–homenaje a la indolencia patria).