UNDER CONTROL
Me he quedado de encargada del garito. Brother House ha tenido que ausentarse repentinamente durante un par de semanas y, según la Santa Infancia, esta circunstancia me hace ascender automáticamente en nuestra sencilla escala de mando. Soy la boss.
Y lo llevo divinamente, oiga usted. De momento:
. T. ha decidido dejar sus benditas medicinas y se pasa todo el día enfadado con el mundo. Ayer intentó que aceptáramos “cuchillo”como “complemento de moda”. Dice que lo trajo para pelarse el mango. Así dicho queda un poquitín ordinario, pero es verdad que ahora les damos mangos casi todos los días para postre. De momento, apenas sale el sol, me tengo que levantar y darle en la boca sus drogas. Lo mismo antes de que el sol se ponga. Para que no se transforme en vampiro, supongo.
. Z . nos reveló finalmente que lo que la consumía hace algunas semanas no era una maldición, sino un embarazo. Y que lo de excavar las aguas benditas era mayormente una mentira como un piano. Cuando descubrió que estaba embarazada, contrariamente a lo que hizo M . decidió tirar por el camino más corto y acudió a Marie Stopes, que es una red de clínicas fundada por una señora cuando menos particular (esto lo digo basándome únicamente en la Wikipedia), en las que se dedican a “ayudar” a chicas “en problemas”. Afortunadamente para Z., hay una de estas clínicas cerquita de nuestro barrio (las hay que nacen con suerte), y, dado que ya es mayor de edad y el aborto se legalizó completamente hace unos meses en Etiopía, pues pudo deshacerse de su “problema” sin mayores consecuencias. No me lo dijo porque yo jamás la habría dejado abortar. Z. es bastante perspicaz, como se ve. Una pena que la perspicacia le venga cuando ya no le hace falta para nada, cuando todos los principios que hemos intentado inculcarle en los últimos diez años se han demostrado totalmente carentes de sentido.
. Llevo tres días seguidos enviando un niño diario a la clínica a que le cosan la cabeza. El pegote de esparadrapo forma ya parte del uniforme de la guarde. Se ve que con el inicio de las lluvias, a nuestra Santa Infancia le pesa más la cabeza y se me desequilibran constantemente.
. A G . lo han vuelto a expulsar del colegio. Sus padres han decidido secundar al colegio, y lo han echado también de casa. Duerme cada día con una familia diferente del barrio.
Como ven ustedes, todo bajo control. Una balsa de aceite. Nada me turba, nada me espanta.
P.D. Hoy me dijeron que tu niña J. nació demasiado chiquita para este mundo tan grande. Mientras esperamos a que crezca, os envío esta canción . Ánimo, campeonas. Os pienso.