A raíz de la muerte del señor Jobs, leí en un periódico que una de las grandes contribuciones del genio –más allá de discursos de graduación, brand names, manzanas u ordenadores súper cool -, fue el haber contribuido decisivamente a que “todos llevemos Internet en el bolsillo”. Todos, dear.
Este verano, llegué a casa extasiada después de mi vuelo El Cairo-Madrid. “No sabéis lo que he visto en el avión”, expliqué nada más llegar a mi familia, “había gente que tenía como una especie de pantallas súper planas donde miraban cosas. He echado un vistazo a una de ellas cuando mi vecino de asiento se ha ido al baño y ¡estaba leyendo un libro en PDF!”. “Ah, sí, se llaman tablets”, me respondieron escuetamente. Me sentí un poco como Matt el viajero de los Fraggle.
Siguiendo con el verano, en ese intento desesperado de integrarme en la sociedad actual que Míster K. realiza cada año, me dio un móvil más actualizado que el que tengo en Addis. El que tengo en Addis me costó unos 20 euracos al cambio, y el proceso de compra se desarrolló más o menos así:
_ Buenos días, quisiera el móvil más barato que tengan.
_ Pues éste. Cuesta 400 birr
_ Ah, qué mono. ¿Y qué tiene?
_ Linterna. Tiene linterna.
Míster K. me dio un móvil que no tenía linterna, pero que tenía pantalla táctil, Interné incorporada y cienes de aplicaciones. A los dos días, desesperada, volví a sacar del cajón mi móvil con linterna y lo encendí. Con la pantalla táctil no era capaz ni de descolgar el bicho ése. Mis amigas estaban empezando a acostumbrarse a comunicarse con perdidas, como cuando teníamos 25 años (a nuestros 15 el único que tenía móvil era Michael Knight en El Coche Fantástico).
Llevo años oyendo lo de la “brecha digital”, que a mí me sonaba a “yaya, no hace falta que pongas otro cubierto, que el señor del telediario no va a salir de la tele para sentarse a comer con nosotros”. Me hacía mucha gracia, esa gente que no sabía ni lo que era Facebook. Hace ya algunos años empecé a entender que en el lado oscuro de la brecha digital se encuentran todos los países que quedan sumidos cada vez más en esa densa ignorancia que supone el no tener acceso más que a una versión de la realidad, todos esos millones de personas que ni siquiera saben que existe un universo paralelo en el que todos tienen derecho a participar. Y este año he entendido que me hallo suspendida en mitad del barranco tecnológico: tengo este mi blog, sé lo que es Facebook, pero el sólo capricho del gobierno etíope puede dejarme sin voz en cualquier momento. Basta una reunión de la African Union para que todos mis privilegios tecnológicos se vean revocados radicalmente (no hay conexión para todos). Y empiezo a no entender muy bien de lo que habla la gente común (mi gente común del Primer Mundo) cuando hablan de estos nuevos modos de comunicarse.
Vamos, que yo en el bolsillo llevo el móvil (con linterna) y las llaves. A ver si un día de éstos me encuentro el Interné ese que el señor Jobs le proporcionó a todo (todo) el mundo…
P.D: Los comments sí los leo y me animan muchísimo. No los contesto porque me costaría light years (años luz)
Sigue escribiendo siempre. Me encanta leerte!
La comunicación, esa gran desconocida.
Voy a intentar escribir un breve manual y colgarlo en el feis, twit y blogosfera en general…;)
Bicos.
Oye, lo de la linterna en el móvil es un puntazo!!!!
Esperemos que no corten la comunicación. Si no, ya sabes, mandas los posts por correo ordinario (¡ordinario tú!).
Aquí en el primer mundo (de camino al segundo) se cortó el otro día el servicio Blackberry y fue el caos. Imagínate ¡¡3 días sin internet!!. Casi hubo una revolución, aunque al final no tomamos el Palacio de Invierno porque era el puente del Pilar.
¡Así que nos puedes leer!
Entonces, gracias y besos de nuevo.
Yo, como habitante privilegiado del primer mundo vivo en una brecha digital más grande que el Cañón del Colorado pero de manera voluntaria. Sólo uso internet para leerte a tí y dos cosillas más. Sigue ahí, nosotros también te necesitamos.
Años luz de linterna?
Trato de no depender mucho de Internet, pero la verdad que si, es adictivo. Dicelos a mis hijos sino que no pueden entender un mundo sin YouTube, FB o otras delicias por el estilo!
Lo que es el telefono celular, soy un desastre, mucho touch screen pero lo unico que sirve es para que me llame solo cuando lo tengo en el bolsillo y me entre el panico tratando de desconectarlo…
Años luz de linterna?
Trato de no depender mucho de Internet, pero la verdad que si, es adictivo. Dicelos a mis hijos sino que no pueden entender un mundo sin YouTube, FB o otras delicias por el estilo!
Lo que es el telefono celular, soy un desastre, mucho touch screen pero lo unico que sirve es para que me llame solo cuando lo tengo en el bolsillo y me entre el panico tratando de desconectarlo…
Cari y eso que tus amigas del primer mundo no estamos del todo puestas en las nuevas tecnologías, jaja!!! Solo hay un Iphone en la pandilla, de la Queen del Coso, of course…
La verdad es que sí…la tecnología debería llegar y bien a todo el mundo.
Pues gracias a esa linterna de mi móvil, que además me vale para llamar de vez en cuando, la otra noche que pinché y no había una puñetera farola cerca, pude cambiar la rueda. Ufff, y tenía batería para la media hora que me tiré que esa es otra!
un beso.
Cuando Toni Garrido estaba en Radio Nacional (antes de que lo echaran) decía que Jobs nos había creado una serie de necesidades que hasta entonces no teníamos. Creo que tenía más razón que un santo (a lo mejor le dieron el dos porque decías cosas interesantes, curradas, sinceras y muy razonables). Tus reflexiones me parecen brillantes, es una lástima que este mundo de diecisiete velocidades rule según el sitio en el que uno tenga la suerte, ó desgracia, de haber venido a ver la luz. Solamente espero que tengan a bien no desenchufarte, y puedas seguir compartiendo con nosotros todas esas cosas. Muchas gracias.