PRUEBA SUPERADA
Hoy he acabado un viejo proyecto importante para mí. Hoy finalmente he empezado a llenar mi depósito de compost.
Decidí, hace ya algunos meses, construir un depósito de compost hecho de palés viejos. Sólo que en Etiopía nadie tira los palés viejos, y tampoco te regalan los palés viejos gratuitamente. Así pues, puse a mi Santa Infancia a atornillar maderas para construir los palés con los que construir el depósito de compost.
Finalizada la estructura de madera, la semana pasada aprovechando un día libre que nos cogimos por Timket, mientras el barrio se volvía loco con las procesiones, y el Arca y todos esos mitos que a la gente la tienen atontá fascinada, recubrí por dentro el depósito con tela de malla. Allí ya me dí cuenta que en los escuetos vídeos de youtube sobre depósitos de compost hechos de palé hay una cosa que no mencionan: pesan más que el David de Miguel Ángel.
Hoy he convencido a mi Santa Infancia para que me ayudara a transportarlo a su ubicación definitiva. Parecíamos un paso de Semana Santa, porque han dicho que llevarlo a hombros era más fácil. Luego todos nos hemos quedado con los hombros llenos de cortes de los clavos y las maderas. Estupen.
A pesar de mis esfuerzos, mi Santa Infancia todavía no ha entendido para qué sirve el depósito de compost, pero yo sé que se convencerán en cuanto empiece a producir compost. El Ingeniero, en frente de cuya casa he plantado el depósito, tampoco está muy convencido:
_ ¿Y si huele?
_ No va a oler
_ ¿Por qué?
_ Porque lo dice Internet
_ Internet no huele
_ Aunque huela, vivimos al lado del basurero. No te darás ni cuenta.
Y allí lo he convencido un poco más.
Brother House lo llama “la caja agujereada de Kaktus”. La Santa Infancia lo ha bautizado “la mierda ésa para el huerto”. Yo lo veo y me recuerda al Arca de Noé. Los dos servirán para repoblar la tierra. Es que me emociono con cualquier cosa.