ESCENAS DE CABARET
De vez en cuando, llamo a W. , a Z. que tiene una mano toda arrugadita, a S. que es regordeta, chiquitaja y muy graciosa, y a mi gran amigo A., al que se le caen perpetuamente los mocos, nos cogemos del brazo los cinco (y los que se quieran unir), y nos recorremos todo el porche levantando garra alternativamente, mientras yo canto aquello de: “somos chicas pistoleras rubias y morenas de la gran ciudad., lalalalalalala. Vestimos medias amarillas, zapatos con hebilla y hablamos en inglés, yes, yes”. Cuando nos cansamos de ser chicas pistoleras, siguiendo con el mismo baile, cambio de canción y les canto New York, New York.
Ay, si no fuera por estos raticos.